martes, 24 de julio de 2012

Somos corruptos

Si ya sé, vuelvo sobre lo mismo, pero no hay nada más que me inspire:

Con esto de la crisis, esta España nuestra no iba a desaprovechar el momento de hacer el chiste. El otro día leía un cartel que decía: “¿Estudias o trabajas? No, soy española”. Primero me hizo gracia, después me hizo reflexionar sobre algo que quizá suene fuerte, pero no más que la cifra del paro, el índice de la prima de riesgo (que nadie sabe para qué sirve), el recorte de salarios, de servicios asistenciales… Así que digo que sí, que somos todos unos corruptos.

Nos sorprendemos de que los políticos, tantos políticos, estén salpicados por tan numerosos casos de prevaricación, fraude... El poder corrompe, nos decimos para justificar o entender este desmadre que nos aboca irremediablemente al abismo, sin esperanza y sin la capacidad de soñar con una sociedad más justa y honesta.

Pero no, no es que el poder corrompa, es que todos los ciudadanos somos corruptos, algunos en potencia, otros de palabra y obra. Y para muestra dos botones. El otro día oigo una conversación en la que el constructor de una piscina le dice a modo de saludo, así, sin anestesia, a un cliente que, si le consigue algún ‘contrato’ (entre comillas porque ni contrato ni nada, trabaja en negro), se lleva 200 euros de comisión. No. Eso no está bien, es corrupción.

Y ahora el segundo botón. Me deja el coche tirada en la autovía, llamo a mi seguro y me envía una grúa cuyo conductor se presta raudo y veloz a llevarme el vehículo al taller de un amigo suyo, quien sin examinar con precisión lo que le ocurría ya me estaba pidiendo 600, 800 y mil euros… y subiendo, porque al final me quería meter un motor de segunda mano por 1.500 euros. Así, sin conocernos de nada. Me fui a otro taller y la broma me costó 600 euros. Vamos, no hay que estar espabilado. Hasta tus congéneres te pierden el respeto.

Y esos congéneres son también quienes se mantienen impertérritos ante la entrada de un político en un juzgado. No ven el delito. ¿Cómo lo van a ver? Y lo achacan todo a calumnias de la oposición.

Este país de charanga y pandereta y de lazarillos sólo puede parir corruptos. Sigamos así, que no vamos a ninguna parte.