sábado, 23 de abril de 2022

Libros

Los libros son un auténtico peligro, tienen la fuerza de un arma de destrucción masiva. Siempre ponen en la diana a la ignorancia, la intolerancia y la falta de respeto.

Y cuando han doblegado a la estupidez, a la mediocridad y al enanismo mental, entonces te dan la posibilidad de disfrutar de la calma que da la comprensión del mundo, tan difícil de explicar casi siempre. Encontrar la explicación, darte de lleno con la motivación de las decisiones, de los golpes y la guerra, ayuda a vivir.

Los libros son un bálsamo, un remedio, la solución a casi todo: derriban la soledad, excitan los sueños, te disfrazan, te llenan la boca de palabras y te hacen viajar a los confines de un mundo que sólo tú puedes abrazar. 

Y sin embargo, a veces, los desdeñamos, los apilamos sin abrirlos, los dejamos a medio, los leemos sin prestar atención como quien mira sin ver, oye sin escuchar.  No obstante, hay algo peor que no leer y es ser lector de un único libro, sin poder comparar sin probar otro contenido u otro tono. Los libros no son monógamos, cada uno te lanza al cuerpo de otro.
Con los libros puedes flotar, evitar el portazo y hasta la cojera de una mesa.

A mí, que me gusta estrenar y el olor a nuevo, es sin embargo ladear la portada y primeras páginas de un libro lo que me hace vibrar, como un desnudo lento. Que me regalen un libro y quedarme mirando un escaparate de una librería me abren el apetito de un hambre que es pura glotonería pese a que siempre alimenta. Son amantes leales mientras los tienes agarrados, aunque te decepcione el final. Son compañeros charlatanes que no te sueltan de la mano.

Leer sana y también salva vidas.
¡Feliz Día del Libro!