domingo, 21 de mayo de 2023

No te voy a votar

No te molestes en lanzarme sonrisas ni en abrazarme. Te lo puedes ahorrar, igual que todas esas promesas de millones que anuncias con tanta facilidad. No me excitan nada. Ya no me engañas.

No te voy a votar aunque me prometas vivienda, trabajo y hasta vacaciones en un resort con masajista incluido o aunque me adviertas del peligro de votar a los otros.

Vístete con chaqué o ve en mangas de camisa, sométete a una limpieza dental para lucir más blanco en los carteles o cámbiate el peinado, disfrázate de lo que quieras, a mí ya no me la cuelas, y rodéate de palmeros, de muchos, de todos, que te aplaudan a rabiar en los mítines aunque luego en tu misma espalda se reirán de tu mediocridad mientras esperan compensación si pillas cacho. 

No te voy a votar porque hoy me hablarás de igualdad y mañana eso mismo te dará igual, como la conciliación o los derechos de los trabajadores o la transparencia en los procedimientos. Todo es mentira en tu boca.

No te voy a votar porque no tendrás ni la osadía ni el carácter para imponer el interés de tu gente a tu partido, aunque se equivoque, aunque lo sepas. Eres igualito que el spam de mi correo, que me ofrece paquetes que no he pedido y donaciones de millones de dólares. Tienes para mí la misma credibilidad.

No me regales un boli con tus siglas, aunque me vaya durar más que tus promesas o tu responsabilidad o tu coherencia, y por eso no quiero nada que me recuerde a ti.

La propaganda que me mandas es un residuo maravilloso que deposito con satisfacción en el contenedor azul. No te molestes en hacer campaña por mí. Ni me saludes en un mercadillo semanal ni intentes besarme. No me regales pulseras de tela o abanicos con tu logo. No te voy a votar. Lo tengo claro. Ahórrate el gasto y el esfuerzo que te suponga intentar convencerme, te he visto en el campo de juego y no sabes darle al balón. 

No te voy a votar porque sé que no sientes lo que dices ¿cómo lo vas a sentir si ni una de las palabras que pronuncias es tuya? Todo te viene escrito. Eres un ventrílocuo que mueve la boca al son del apuntador de turno. Puro teatro. Así que no, no te voy a votar, no malgastes tu tiempo ni me hagas perder el mío.

Dedícate a quienes aún crean. ¡Benditos sean!, ¡qué maravillosa inocencia seguir teniendo esperanza en aquellos que tantas veces te han decepcionado! Yo me rindo.

No me convences y ya me han decepcionado otros como tú, con sus peroratas y sus frases bonitas en busca del aplauso fácil. Pero me cansan tus payasadas en los debates políticos, que abuses de las instituciones para tus ocurrencias y acusaciones hipócritas.

No obstante, tú disfruta ahora porque ya sabes que cuando todo esto acabe, que acabará, nadie te aplaudirá, nadie te reconocerá y finalmente nadie te recordará.