lunes, 30 de septiembre de 2013

'No soy de derechas'

Llevo unas semanas que cuando me decido a meter baza sobre algún asunto de actualidad, surge otro que me inspira más. Todo empezó con la celebración de la Diada de Cataluña y la cadena humana a favor del independentismo y demás. Lo cierto es que no opiné en su día porque realmente a mí me da igual que los habitantes de un territorio de una nación digan libremente no quiero estar ahí. Yo es que no enarbolo la bandera de España jamás, ni siquiera cuando el Mundial de Fútbol, y en calidad de este desarraigo que presumo y que me encanta porque me hace más libre, creo que cuando mayoritariamente se elige marcharse, romper los lazos con tu pareja, lo mejor es no resistirse con provocaciones y con críticas que efectivamente alientan las ganas de salir corriendo. Esto no sé por qué me recuerda a esas parejas en las que él quiere dejar la relación y ella opta por quedarse embarazada para comprometerlo… Al final, no sale bien porque las uniones deben ser libremente decididas por todas las partes y no obligadas. Yo aquí sólo apuntaré que Cataluña me parece una tierra magnífica y que me encantaría que este conflicto territorial se quedara en agua de borrajas. Luego apareció en escena lo del Toro de la Vega, como si éste hubiese sido el primer año de celebración de tan macabra fiesta. No, a mí no me gusta, pero tampoco el escarnio público al que han sometido a los participantes de tal festejo. Y deben ser ellos quienes decidan eliminar este evento o convertirlo en otra fiesta donde no haya un toro alanceado. Si total, para tomarse unas cervezas y exhibirse no hace falta toro de por medio… lo digo por experiencia. Y finalmente lo que más me inspiró, lo que más me animó, fueron las declaraciones del Papa: ‘No soy de derechas’. Toma, ni yo. Es que los de derechas están más cerca de esos que arremeten contra Cataluña y sus ciudadanos por plantear su independentismo y se sienten menos incómodos cuando se alancea a un toro. Pero del ideal político del Papa sólo apuntar que a mí no me extraña para nada. Lo artificioso, lo antinatural es que la Iglesia sea tan sumamente conservadora e inmovilista, que sea tan incapaz de predicar con el ejemplo y que esté tan cerca del pecado como un ser humano cualquiera. En fin, que amar al prójimo no es un pensamiento de derechas. Ah y del debate sobre si el heredero de la Corona debe sustituir a su padre mientras está convaleciente, no digo nada. Una es española, pero no sabe de todo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Madrid 2020, una lección

No me siento decepcionada porque antes de resolver el asombro por la expectación creada ante la presentación de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020 ya se había anunciado que se quedaba fuera de la competición frente a Estambul y Tokio. Enhorabuena a los japoneses, aunque tampoco sé si debo porque a mí me parece que organizar unas Olimpiadas es un marronazo. A ver, vamos por partes. Creo que la decisión del Comité Olímpico Internacional debe llevarnos a una reflexión colectiva porque me da a mí que esto de las corrupciones políticas e institucionales y de ese chanchulleo made in Spain para llegar más rápido a cualquier meta, como el temita del doping, es perfectamente llevadero y digerible dentro de nuestras fronteras, en fin, la fea fuerza de la costumbre, pero ya salir al extranjero con ese cinismo que niega lo evidente, lo visible y lo lógico es harina de otro costal. Ahí fuera no engañamos a nadie. Luego otro detalle de todo este asunto que me ha dado escalofríos es la osadía de creernos el ombligo del mundo y de presentarnos ante la mirada internacional, así, sin anestesia, sin paracaídas, porque yo lo valgo. No, señores representantes de la candidatura española, están ustedes rodeados de asesores que cobran un dineral y que no deben dejarles salir al ruedo hablando de que Madrid es ideal para tomarse un café con leche, claro, ¡y para jugar una partida de chinchón! Esos mismos asesores, además, deberían aconsejarles que si no se defienden bien en inglés, algo que debería estar obligado en un gobernante, pues que se ciñan a su idioma natal que al fin y al cabo es uno de los más hablados del mundo. Y ya por último, la tabarra que han dado los medios de comunicación con la presentación. Vamos, ni que fuera el acontecimiento del siglo. Han sido tantas horas de tantos días hablando de Madrid 2020 que han hecho creer al menos interesado que estábamos ante la salvación del país y de nuestras almas. Por favor, un poquito de mesura, que ya que no nos dan pan que tampoco nos den circo. Lo siento de verdad por los deportistas españoles porque imagino que para ellos jugar en casa habría sido el mejor de los alicientes. Pero solo lo siento por ellos. No lo siento ni por quienes ya estaban pensando en hacer el agosto y el negocio, como ya es típico, habitual y diariamente aceptado de puertas para adentro, pero no de puertas para fuera. Nos han dado una lección. Yo tomo nota.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Ni empleos cutres ni empleados disfrazados

En los últimos tiempos, he leído muchas elucubraciones acerca de cómo mostrar un currículo, de cómo redactar una carta de presentación y de cómo comportarte ante una entrevista de trabajo. Todos los autores te ofrecen consejos gratuitos y, según ellos, eficaces para obtener éxito en el proceso de búsqueda de trabajo. A ver, yo lo leo por si encuentro la varita mágica, pero vamos son todo palabras y frases manidas, rutinarias y de sentido común, porque muchos de esos consejos intentan que el candidato se comporte únicamente de forma educada. Me parece realmente estúpido leer que el postulante no debe suplicar o no debe dar respuestas largas a las preguntas del seleccionador o debe ir vestido con traje de chaqueta. ¡Qué haga lo que quiera! Mientras no se rasque los huevos o eructe, si es que tiene la costumbre de hacerlo, me parece que lo lógico es esperar que nadie se disfrace ni haga un sobreesfuerzo por mostrar quien no es. Y es que si de la parte de los seleccionadores se exige un mínimo de decoro, digo yo que los candidatos se merecen el mismo o más por encontrarse en una situación que precisa de solidaridad y de todo el respeto del mundo para que, por poner un ejemplo así de simple, no le ofrezcan 400 euros por un puesto de trabajo. Esto pasa, pasa todos los días y a todas horas, igual que te ofrezcan un contrato de dos horas para trabajar ocho, seis en negro, claro. Así es que, aunque sea autóctono de este país lo de fingir y simular, nos iría a todos mejor si dejáramos el cine a los profesionales y no nos mintiéramos con empleos cutres ni empleados travestidos. Yo, desde aquí, prometo no volver a incrementar mi nivel de inglés en el currículo.