jueves, 30 de mayo de 2013

Réquiem por La Opinión de Murcia

Hoy no es día para chistes. Quince compañeros de La Opinión de Murcia se van a la calle (uno aún no lo sabe). He compartido con muchos de ellos una gran redacción, desde la que hacíamos un periodismo decente, digno, veraz. No se puede pedir mucho más.

El periodista no es un trabajador cualquiera, el periodista es el profesional que va esculpiendo todos los días con aportaciones casi mínimas la historia de su entorno. Por eso cuando un periodista se queda sin firma, quedan para siempre sus noticias, y eso ni el monstruo ERE se lo puede cargar.

Sin embargo, pese a la grandeza de su labor, cuando un periodista se va a la calle, cuando un periódico se queda con una redacción minimalista en la que faltan departamentos tan básicos como el de fotografía, no hay prensa, ni quiera la competidora, que lo critique. ¿Por qué? Nunca he entendido la razón, pero sé que falta corporativismo y, por supuesto, hay demasiada cobardía, esa cobardía inexistente a la hora de denunciar a otras empresas, a los políticos, a delincuentes… como si el periodista fuera peor. El otro día Maruja Torres contaba que ante su marcha de El País sólo el 15 por ciento de sus compañeros de dentro y de fuera se solidarizaron con ella. Y es Maruja Torres, ojo. ¿Qué otra cosa podemos esperar?

La Opinión de Murcia se hunde, aunque siguen en la redacción grandes profesionales, dudo mucho que la sobrecarga pueda favorecer un periodismo de calidad. Los que os quedáis sois buenos, pero como tengáis que recabar información, hacer la calle, atender llamadas y hasta rellenar la agenda y pintar las nubes en el mapa del tiempo, os queda poco espacio diario para la reflexión y el contraste que cada noticia precisa. Todo mi ánimo, porque también dudo mucho que la cúpula, intacta de nuevo, desde hace demasiados años, se remangue. La cúpula está para lo único que ha demostrado saber hacer, echar a los profesionales a la calle.

Menos mal que ahora sí, en la calle, hay más dignidad que en muchas empresas e instituciones. En las calles de este país hay más profesionalidad que en ninguna otra calle del mundo.  De buenas a primeras, no es tan mal sitio, mucho mejor, que esos lugares llenos de mediocres a quienes les cuesta hacer la o con un canuto.

jueves, 9 de mayo de 2013

Comunicar y abortar

Vaya lío se está formando el Gobierno de este adormilado país con el tema del aborto. Es tal el embrollo mental y dialéctico, que sólo viene a reforzar la idea de que esta etapa debería ser tapiada. Eso o recrear el periodo con libros, películas y, sobre todo, cómics, para que quede grabada en la memoria de todos como un periodo que no debemos repetir.

No sé qué es peor, si este caricaturesco Gobierno de pantallas de plasma, de declaraciones y despidos diferidos, o su aparato de comunicación ¿Es que no tienen periodistas, comunicadores formados, que les digan a todos estos licenciados en Derecho, que no sé dónde se sacaron la carrera, que piensen dos veces lo que van a contar a los ciudadanos?

No, no tendrán a profesionales con amplitud de miras en sus filas, tendrán más bien acólitos que presumen de saber escribir. Pues ahí va otra reflexión:  Es preferible apoyarse en quienes saben, que en quienes te babean.

Todo esto viene porque este Gobierno no da una. La última es la reforma de la Ley del Aborto. ¡Vaya cruce de declaraciones estúpidas! Escucho comparar aborto con terrorismo, abortistas con analfabetas, y feto con persona. A ver, abortar no es un vicio ni un placer, no es como hacerse un tatuaje o una liposucción. Es una urgencia, una dramática decisión, que dudo mucho sea plato de gusto para nadie.

No le deseo a ninguna mujer, ni conocida ni desconocida, que se vea en el brete de tener que tomar esa decisión, pero llegado el caso, sí que les deseo la posibilidad de que lo haga en libertad, y un Estado de Derecho debe garantizarla. Ya lo de opinar si se debe o no abortar, cada uno, en su casa.

viernes, 3 de mayo de 2013

¿Cómo se hace un curriculum?


Llevo semanas, meses ya, dándole vueltas a las alternativas, posibles oportunidades y salidas profesionales por las que debo apostar en estos momentos en los que se tambalea mi actual puesto de trabajo.

Tengo que empezar de cero. Me he hecho una lista y en primer lugar figura ‘actualización de curriculum vitae’, bueno más bien reelaboración completa. Hace tanto tiempo que no busco trabajo, que lo que vendía de mis capacidades profesionales hace casi dos décadas ya no vale. A mí personalmente me huele a rancio.
                                                                                                                           
No pondré mucho entusiasmo, la verdad. Conozco a tanta gente que lleva años enviando curriculum sin ninguna respuesta que no creo que sirva de mucho. Tampoco sé lo que sirve. Es lógica la incertidumbre, cuando no hay demanda, da igual lo que ofrezcas.

En cualquier caso, he reflexionado sobre el asunto y he llegado a alguna conclusión, triste, pero suficientemente convincente para desviar tiempo y energía a tareas más gratificantes y más eficaces. Creo que da igual si eres licenciado, si has empleado cientos de horas en realizar cursos para reciclarte y renovar hábitos, si sigues estudiando, por ejemplo, idiomas y si te has convertido en experto de tu profesión por tu extensa trayectoria.

Da igual que lleves, por ejemplo, veinte años de trabajo y pese a los cambios de empresa, nunca te hayan despedido, ni te hayan siquiera abierto un expediente disciplinario por mala conducta.

Da igual también que nunca hayas abandonado tu puesto de trabajo sin terminar la tarea encomendada, aunque eso haya supuesto regalar horas extra.

Da igual que nunca jamás te hayas escaqueado de un trabajo y que hayas cumplido con horarios y exigencias aunque lo que te pedía el cuerpo es hacer un corte de mangas y te hayas aguantado.

Da igual que no tengas absentismo, que hayas acudido a la empresa con gripe, con hemorroides o en plena lactancia materna.

Da igual que seas un gran compañero y que sepas trabajar en equipo.

Da igual que tengas una agenda y contactos en un word que pese una giga.

Da igual que tus ideales políticos y religiosos no te hayan impedido nunca cumplir con tus responsabilidades…

¿Cómo se pone esto en un curriculum? ¿Quién se lee los curriculum? ¡Qué me presenten a ese tío!