jueves, 10 de mayo de 2012

Felicidades a un genio

Ayer leí que era el cumpleaños de Rafael Moneo y hoy que ha sido elegido Premio Príncipe de Asturias, y he recordado cuando, casi siendo una becaria, le entrevisté. Por entonces él estaba dándole vueltas al diseño del edificio anexo al Ayuntamiento de Murcia, ahora conocido como edificio Moneo, y recuerdo que me dio un titular por el que fui felicitada. Me dijo que le estaba costando mucho mantener un diálogo con la Catedral. Por eso, cuando años después el rancio abolengo de esta ciudad criticó hasta la saciedad su trabajo yo, personalmente, rompí varias lanzas a su favor, porque sabía, porque él me lo había dicho, que había puesto mucho empeño en crear un edificio digno, que brindara todo el protagonismo al templo. Esto es humildad, es tener clase y elegancia, la misma que él, siendo entonces ya un arquitecto de renombre internacional, demostró al no entrar al trapo de las críticas y al dejar con discreción que su trabajo se asentara en el tiempo, en la plaza Cardenal de Belluga y en la vida de la ciudad de Murcia. La humildad del genio es algo que me ha fascinado hasta el infinito y más allá, incluso más que la obra del propio genio y cada día es mayor esa fascinación porque el mundo está lleno de mediocres que buscan la notoriedad y la extravagancia para hacer creer que son genios. Hoy felicito yo a Rafael Moneo.

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