lunes, 27 de febrero de 2012

De recorte en recorte

Empiezo la semana reajustada, con recortes. El primero es del periódico Público, una voz menos en el quiosco y un grano en el culo menos para el Gobierno. Siempre que muere un periódico muere un portavoz, un representante de la sociedad. Me gustaba Público, me gustaba sobre todo que publicara en sus páginas la noticia y al lado un artículo de opinión del autor de la información, con su análisis. Lo peor de Público es que se montó con palicos y cañicas, sin una cimentación fuerte, y así ha caído, al primer viento. Sus periodistas estaban mal pagados y, aunque el listón está muy bajo, no se puede ser tan de izquierdas y pagar como si los salarios los decidiera la CEOE. El otro recorte sufrido es el de mi nómina, y casi que no hablo del tema, porque como se me vaya la lengua... Pero no puedes ser víctima del recorte y tener abierta la ventana hacia la administración, donde siguen existiendo los privilegios, aunque no haya para folios. Yo me entiendo. Hasta aquí puedo leer y, sobre todo, escribir. Aunque simplemente lo aplazo, no lo rehúyo.

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