miércoles, 29 de febrero de 2012

El cuerpo muerto, la mente activa

Definitivamente soy rarita. No lloré con la muerte de la madre de Bambi. No he visto ni una escena de ninguna de las ediciones de Gran Hermano. No creo que la boda sea el momento más feliz en la vida de nadie. No me alegré del triunfo electoral del PP y no paso de ninguna de las presuntas irregularidades que se denuncian día sí y día también en las administraciones públicas. Igualmente, me preocupan en grado sumo los recortes sociales, laborales, económicos, pero no porque no sea capaz del sacrificio que merece el momento, sino porque es un paso atrás en nuestro desarrollo como sociedad y sobre todo una bofetada para todos aquellos que han luchado por los derechos de los que disfrutamos.

Sin embargo, lo peor, lo que más siento, es creer que los recortes perdurarán en el tiempo limitando el futuro de las generaciones que vienen empujando. Puedo concluir que he vivido en una sociedad que me ha permitido trabajar a cambio de un salario digno (hace ya años que no) y tener servicios sanitarios y educativos de calidad, pero no sé con lo que se encontrarán nuestros hijos.

Una amiga me intenta reconfortar con el consejo de que deje el cuerpo muerto. Sí, el cuerpo muerto, pero la mente sigue su curso, sigue en activo.

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